BAKLAVA


Hoy os traigo una receta dulce. Hace mucho tiempo que no publico ninguna. En esto notaréis lo poco golosa que soy.

No sé si alguna vez habéis probado estos pastelitos. Es el pastel más famoso de la gastronomía turca y su origen se encuentra allá por el Siglo XV.
La primera vez que los comí fue en Estambul hace ya un montón de años y me encantaron. Después pasó mucho tiempo sin volver a verlos. En un viaje a Granada los compré en una pastelería árabe que hay en la calle de las Teterías. También se encuentran en los mercadillos medievales. Y finalmente me decidí a hacerlos en casa.
No es complicado y quedan riquísimos.

Acompañados de un té moruno helado están espectaculares.

Ingredientes.
200 gr. de mantequilla derretida 
12 laminas de masa filo
125 gr. de nueces peladas
125 gr. de pistachos pelados
250 gr. de azúcar
350 gr. de agua
15 gr. de zumo de limón
Dos cucharadas de miel
Una pizca de canela

Elaboración.
En primer lugar vamos a triturar las nueces y los pistachos con un robot de cocina o con una batidora potente. Los mezclamos con 125 gr. de azúcar y una cucharada de miel. Nos debe de quedar una pasta.

Es el momento de derretir la mantequilla en un cazo a temperatura baja. Hay quien la clarifica quitando la espumilla que sale encima, pero no es necesario.

Pincelamos con la mantequilla una fuente apta para el horno y extendemos una lámina de masa, la untamos con la mantequilla derretida, encima ponemos otra y pincelamos y encima otras dos más y repetimos la operación cada vez.

Extendemos la mitad de la pasta de frutos secos y cubrimos con otras cuatro láminas de masa filo pincelando cada una con la mantequilla como antes. Echamos el resto de pasta de nueces y pistachos y cubrimos con las láminas restantes haciendo lo mismo que con las anteriores.  Si nos sobra algo de mantequilla derretida la vertemos por encima.

Con un cuchillo bien afilado cortamos toda la masa formando rombos procurando llegar bien hasta el fondo para que después se separen totalmente los pastelitos. Procuraremos que no queden muy grandes.

Introducimos en el horno a 180 grados con calor arriba y abajo durante 40 minutos o hasta que estén dorados.

Mientras se cuecen en el horno vamos a hacer el almíbar. En un cazo echamos 125 gr. de azúcar, 350 gr. de agua, 15 gr. de zumo de limón, una cucharada de miel y una pizca de canela. Lo mantenemos a fuego bajo hasta que esté todo bien disuelto y empiece a espesar un poco.

Sacamos la fuente del horno y dejamos que se enfríe unos quince minutos. Después cubrimos con el almíbar y dejamos enfriar durante una hora.

Ahora ya podemos separar nuestros baklava y disfrutar de ellos. Seguro que no podéis comer solo uno.

Espero que os gusten.





 

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